Memorias de la publicación de un libro independiente
No es fácil, pero es gratificante.
¡Hola! Soy María Perrier, una escritora uruguaya viviendo en Roma. Publiqué dos libros de no ficción, hace más de 10 años trabajo como escritora creativa y doy talleres de escritura y creatividad. Cosas que decir en Substack es el hogar de mis historias, pensamientos y pasiones. ¡Gracias por estar acá!
A veces, se siente como si hubieran pasado mil años desde la publicación de Retrato de los tiempos, mi segunda obra de no ficción, publicada de manera independiente. A veces, también se siente como si fuera imposible que el libro sea mío. Es que, aunque lo haya escrito yo, podría decirse que no: este libro no es mío.
Y eso no es necesariamente algo negativo. Cuando me contactaron para escribir sobre la vida de Fulvio Benini, un italiano extraordinario que llegó a Uruguay tras protagonizar proezas durante la Segunda Guerra Mundial y dejó una huella imborrable en quienes lo conocieron, no lo dudé. Me fascinaban la historia, el personaje, el proyecto y, con la confianza que me había dado mi primer libro, Del otro lado de la montaña, mis manos estaban en calor y tipeaban a todo galope. Apenas tres meses después de haber publicado mi libro debut, ya tenía en marcha el segundo, y eso se sentía demasiado, demasiado bien.
Sumergirme otra vez en el rol de investigadora me alimentó y le dio sentido a días que, de otro modo, habrían pasado bastante grises. En muchas cosas que iban más allá del proyecto, seguía sin encontrarme del todo. Aunque estaba en pleno camino de introspección para ver quién era y qué me apasionaba, aún quedaba mucho por recorrer. Lo que ya tenía certeza era que escribir me energizaba y me hacía bien.
Además, tenía algo que probar. El eco de las voces que insinuaban que mi primer libro había sido una “casualidad” —incluso que me había aprovechado de una historia familiar— seguía repicando en mi inconsciente, quebrando mi espíritu a cuentagotas.
Así que, cuando la familia Benini me propuso esta idea, además de motivarme, me sentí orgullosa de estar demostrando algo. El problema era que no tenía que demostrar nada, y esa es la primera gran memoria que tengo sobre este libro: que, aunque me iba encariñando con sus páginas, la intención estaba mal ubicada y, irremediablemente, me estaba haciendo daño.
Por suerte, hoy escribo estos recuerdos desde un lugar donde pude superarlo. Me di permiso para perdonarme y pude adjudicarle una intención distinta al proceso. Ahora, cuando miro esta experiencia, noto cuánto crecí como escritora, la confianza que gané para defender mi literatura y reconozco las herramientas humanas que ejercité en la publicación de un libro que salió de manera independiente y, además, en modalidad "a pedido".
Cuando las conversaciones con la editorial no avanzaron en la dirección que la familia esperaba, decidimos hacernos cargo de todo el proceso editorial. En ese sentido, comencé un aprendizaje profundo sobre un mundo de publicación súper preciso y cuidado, como lo es el de la publicación independiente.
Cierto: la distribución no iba a ser fácil y los ejemplares serían menos. Pero en su momento, nada de eso me importó. Estaba tan atenta a la obra en sí, tan enfocada en que quedara perfecta, tan bien liderada en cuanto a la calidad de la impresión y el diseño, que no pude sino verlo como una oportunidad. Y eso ocurrió aún cuando, en el gran esquema de las cosas, no era el “salto” que había esperado para una carrera como escritora. Aquella que iba saboreando más y más como la puerta hacia la revelación de una María más vibrante y completa.
De esa lista de actividades que, por lo general, suceden de manera silenciosa a la interna de una editorial, lo que más me enriqueció fue que, una vez terminado el manuscrito, la familia contrató a unas correctoras. Ellas, dos profesionales fabulosas, elevaron la obra, cuestionaron algunas decisiones y, con cada ajuste, convirtieron el libro en la mejor versión de sí mismo. Gracias al éxito de estos intercambios es que, hoy, no es casualidad que esas mismas correctoras tengan en sus manos mi novela. Desde el segundo en que puse el punto final a lo que ahora es mi tercer libro, supe que este paso no era uno negociable para presentarme de nuevo, ahora sí, a una editorial.
Viéndolo desde la perspectiva que me está dando poner este recuerdo por escrito —que no tiene que ver tanto con el hecho de publicar de manera independiente, sino con enamorarse de las historias sin importar cómo y a dónde vayan— es que me doy cuenta de que las palabras de Fulvio no se dispersaron con el tiempo. Por el contrario, se sienten cada vez más cerca. Como si estuvieran llamando. O, más fuerte todavía, como si nos estuvieran alertando.
Su historia no queda atrás conforme avanzamos en el tiempo, sino que, de a ratos, se me posa de frente. Muy de frente. De hecho, ahora que pienso en el título, Retrato de los tiempos, su historia adquiere una dimensión nueva para mí. Solo hace falta leer los tres últimos titulares de las noticias. Solo hace falta abrir los ojos y ver cómo los patrones más oscuros de la historia se regeneran, se repiten y, desgraciadamente, se potencian, para entender que no debemos olvidar. No podemos dejarnos cegar.
Y creo que esa es la riqueza de la no ficción, de escribir historias, de escribir sobre la vida: que la historia se repite y las palabras que la cuentan adquieren más significado que nunca. Y estoy convencida de que esta magia no puede suceder en vano. Tiene que servir para que podamos reflexionar y poner en marcha nuestra tarea individual de ser el ejemplo de lo que queremos para el mañana.
Excelente!!!
No tienes que demostrarle nada a nadie. Es claro que eres una gran escritora y aquí estamos muchos esperando tu próximo mensaje y tu próximo libro. No es casualidad que ya lleves más de 10 años publicando. Eres inspiración y constancia 👏