¡Hola! Espero que estén muy bien.
Estoy emocionada con esta nueva edición de Otras cosas (ya la 6ta, ¡parece mentira!), porque siento que tiene un gusto especial. En gran parte, porque tengo varias cosas que contarles.
Para empezar, estoy escribiendo desde un escritorio en un ático de Madrid. Desde la ventana veo el barrio de Las Letras y el sol caerle encima. Si me separo un poco de mi cuerpo y me saco una foto, puedo ver una imagen que soñé protagonizar algún día. Y acá estoy, lo estoy viviendo. Sonrío, y me preparo para el siguiente punto y aparte.
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En la mañana, busqué una librería y me di cuenta de que tenía una a dos cuadras. Cuando terminamos de desayunar, le dije a mamá que me acompañara (no le costó nada).
Cuando entré, mis ojos recorrieron ese espacio de máximo cuarenta metros cuadrados como si yo fuese la "Swiftie" número uno y ese fuera el backstage del Eras Tour. Después de pasar la mano por la mesa de entrada, agarrar un libro y olerlo con los ojos cerrados, me acerqué a la mujer en la caja que parecía la ama y señora de ese palacio, y le dije: "Hola. Quiero vivir en tu librería." Ella sonrió, se puso las manos en el pecho en forma de cruz, y me contestó que había sido el mejor piropo que le habían dicho en su vida. Le creo.
Lo que asumo que es su castillo sagrado, además, lleva el nombre de "Crazy Mary". Esa mujer todavía no sabe cuánto la amo sin conocerla. Porque amo su santuario (y el nombre que le puso) y, por ende, a ella también. Pero lo más importante de este cuento, es que repasar ese día me hace sentir muy inspirada. Me doy cuenta de que estuve andando por las calles como si le hubiese dado hacha a los límites de las posibilidades que yo misma me había impuesto para crear, para soñar.
Acto seguido, pasan unos días, y confirmo que eso fue exactamente lo que hice.
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Hace apenas una semana tomé una decisión importante. Una que venía postergando hace años (muchos años): los próximos meses, voy a dedicarme a la escritura. Si bien es algo que vengo marinando, lo que me impulsó a tomar acción fue hacer el trabajo de aclarar y tener fe en mi propósito. Una vez llegué a una conclusión, procedí a darle una intención clara: terminar la novela.
Estoy a apenas unas palabras de llegar a esa meta. Sé que siempre estuve caminando hacia este lugar, pero me da la impresión de que, recién ahora, tengo el rumbo claro. Dicho esto, me es inevitable pensar que, aquí y ahora, pareciera que empieza una nueva etapa en mi vida.
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Esto es lo último, lo prometo, y es un secreto: la persona que regresa a Roma la próxima semana, no es la misma que se fue. Me resulta imposible que lo sea después de haber soltado tantas cosas que se fueron volando por la ventana de este ático en Madrid. Paso a paso y día a día, después de unos meses difíciles, puedo decir que mi compás se está acomodando, y que, lentamente, estoy entrando de nuevo sincronía.
Gracias por estar. Los siento cerca, y los leo en los comentarios abajo.
Ahora, a ver qué son estas Otras cosas…
— Estoy leyendo “La encomienda” y “La memoria del aire” al mismo tiempo. El primero me está costando, el segundo me está enganchando.
— De Crazy Mary me llevé “Para ser escritor” de Dorothea Brande. Y si.
— Mi madre está leyendo “El peligro de estar cuerda” de Rosa Montero por lo que conté en una edición anterior de Otras cosas. Dice que, según ella, uno de los mensajes del libro es que todos los escritores están un poco locos. Exacto, madre. Lo entendiste todo.
Che, ¡pero qué lindo está Madrid!
Estoy impresionada con la cantidad de cafés y librerías que hay. No me faltó entrar a ninguno (de todos los que pasé por enfrente).
Te comparto mis destacados del viaje que son:
Este restaurante para una cena española canchera.
Este lugar para comer tortas ricas.
Un lugar para ir por un buen pan con tomate (obsesión).
Una opción de tremendo paseo con niños.
Acá para ir de compritas originales que valen la pena.
Y donde me deleité con una comida internacional que me voló la cabeza. Fue acá.
¿Que cómo empieza esta nueva era? Tomándome un fin de semana entero para escribir. Sí, sólo escribir, y en el medio de la naturaleza.
Así mismo. Me voy a un Retiro de escritoras todo el fin de semana (lo escribo y todavía no me lo creo) con el objetivo darle vida a los últimos dos capítulos de la novela. Por favor, ¡imaginen mi cara tipeando esto!
La historia completa y conclusiones varias llegarán en el próximo envío de Cosas que decir.
REGALO DEL MES
Más cerca de las estrellas…
El último vivo de Instagram fue con mi madrina astrológica, Diana Ramírez, y salió espectacular.
Por eso, el regalo del mes es un descuento de 15% en una sesión personalizada con Diana para el primer lector que comente “Quiero mi sesión con Diana” en la sección de comentarios de abajo.
Tres, dos, uno… ¡quién tendrá la fortuna de disfrutar este regalo!
Estoy sentada en una silla amarilla del pequeño balcón del ático en Las letras. Desde acá, escucho a Amalia charlando con mamá y Andrés en la cocina por una ventana cuadrada minúscula que queda enfrente. Por arriba del hueco que forman los edificios que me rodean, escucho una campana de iglesia y el murmullo de la Plaza de Santa Ana. Encima de la mesa, que tambén es amarilla, reposa el libro que estoy leyendo, y un vaso de agua a medio terminar.
Hoy no hay cierre con gif. Hay un reflejo de un momento para ver si logro transportarlos un poquito más de la pantalla hasta acá. Así podemos celebrar y disfrutar este nuevo destino juntos.
Chin chin por el camino recorrido. Y doble chin chin por los nuevos rumbos.
Nosotros nos vemos siempre por las letras.
Los quiere,
María.
Wow....este escrito me ha inspirado mucho. Estoy deseosa por ir a un retiro de escritores...y eso de que "los escritores están un poco locos" me ha resonado mucho 🤣 quiero leer ese libro YA. Gracias por todas las cosas lindas que nos compartes aquí...y buenas vibras para tu novela. Yo estoy en edición de los últimos 3 capítulos de mi manuscrito y se siente un vibe bien intenso, pero rico a la vez. No sé explicarlo 😆.
Yo quiero esa novela. Ya!