Son lecciones que uno aprende más fácilmente, cuando alguien como vos, alguien con una sensibilidad en las palabras justas, las expone tan claramente.
En todo ser humano, conviven dos lobos. Uno es bondadoso, y leal; el otro es la imagen de la fiera hiriente. Sobrevivirá aquél que alimentes. Ya conoces la fábula.
Ten fe, que el dolor pasará porque la vida siempre te empuja en un sentido: hacia delante.
Mi más grato recuerdo, para tu gran amiga ya ascendida.
Te agradezco mucho tus palabras, Carlos. La vida empuja si, hay que seguir el envión y avanzar. ¡Te mando un fuerte abrazo y gracias por tomarte el tiempo de leerme y escribir!
Hola, María bonita... te comparto, por si te sirve aunque sea de reflejo, cómo he sentido y atravesado distintos duelos. No todos son iguales, evidentemente, pero lo que todos tienen en común es cómo los siento en el cuerpo, y cómo proceso esos sentimientos para que puedan salir de él.
Para mí, estar en duelo se siente como una quemazón fría y punzante en el pecho, que a ratos quema más, y a ratos menos, pero que está siempre ahí (durante la fase aguda del duelo). Es como un incendio gélido, en la zona del corazón.
Se lleva, se acarrea todo el tiempo a todas partes, te acompaña en todos los quehaceres.
Pero siento que la Vida nos da muchas ocasiones de ir sacándolo de a poquitos, de ir procesándolo por partes, a lo largo del tiempo. En esas ocasiones, que pueden ser aparentemente aleatorias o más previsibles, el fuego gélido del pecho aumenta de intensidad y te abrasa el corazón, y es ahí cuando hay que dejarlo salir del cuerpo: en forma de lágrimas, de llanto que sube desde el pecho por la garganta hasta salir por la boca, y en gestos y expresiones faciales. Es dejándolo salir físicamente del cuerpo durante un rato, siempre que vienen oleadas de dolor, que vamos procesando el duelo a poquitos.
Y luego a continuar con las tareas normales, en la medida de lo posible. Hasta la siguiente vez.
Así se va procesando el duelo, a lo largo de los meses, hasta que las oleadas de dolor cada vez están más espaciadas. La sensación del fuego frío y cortante en el corazón va disminuyendo hasta desaparecer, y llega un día (pueden pasar años) en que ya no duele más el recuerdo. Y ya sólo queda Amor, o comprensión al menos, y paz.
No sé si te servirá mi experiencia, espero que sí.
Quería encontrar un rato de tranquilidad para responder a tu mensaje, que desde ya te agradezco mucho por lo sincero de las palabras y todas las verdades que vienen con ellas.
Estoy de acuerdo que, en estas circunstancias, ayuda mucho confiar en el tiempo. No es algo fácil de hacer, pero estoy intentando hacerlo.
Una de las cosas en las que estoy concentrada es en "dejarlo salir físicamente del cuerpo durante un rato". Si te soy sincera, la relación del cuerpo con el duelo es algo que me da mucho miedo. Me da pánico que se aloje, se transforme y aparezca de otra forma. Que me invada y me domine, sin tener más nada en mi control para hacer. Yo vi la falta de duelo manifestarse así muchas veces, y eso no es bueno. Así que, en eso estoy.
Claro que me sirve tu experiencia. Me reconforta y me recuerda que uno nunca está solo, mucho menos en semejante vulnerabilidad que nos afecta, tarde o temprano, a todos.
Te mando un fuerte abrazo apretado este sábado, y espero seguir leyéndonos y refugiándonos en nuestras vivencias compartidas mucho tiempo más.
Gracias, gracias, gracias por tu tiempo. No lo doy por sentado.
Hola de nuevo, María. Gracias por tu respuesta, tan dulce como siempre. 😌
Me alegra que no te sientas sola en este proceso que estás pasando, porque no lo estás. En realidad nunca estamos solos/as, aunque a veces se sienta así.
Entiendo tu preocupación sobre el impacto que un duelo mal llevado podría tener en tu cuerpo, en parte porque es algo real a tener en cuenta, y también porque soy una persona que somatiza mucho las emociones y los conflictos afectivos. Sé de primera mano lo que es acabar en el hospital por un disgusto que se te ha atascado o podrido dentro.
Pero creo que, si sigues haciendo lo que ya estás haciendo, es decir, verbalizar lo que sientes y piensas, y dejarte sentir, tu cuerpo tendrá el espacio necesario para procesar el dolor con el paso del tiempo. En realidad, lo único que necesita el cuerpo para procesar un duelo es espacio (permiso para expresar el dolor) y un poco de tiempo.
Además, tampoco creo que haya una forma "ideal" de atravesar algo así...
Así que, tan sólo con que no le pongas trabas al proceso, creo que ya lo estarás haciendo más que bien. "Bien" en el sentido de "saludable", no en sentido moralista, claro.
En cualquier caso, me alegra que tengas el buen acompañamiento de tu terapeuta, y de toda la gente que te quiere. Eso ayuda un montón también... 😌
Querida María del Carmen creo que un duelo es muy difícil de transitar y dura lo que dura.
Por favor, date tu tiempo. Me parece lo estás haciendo muy bien. La ayuda que buscas es muy efectiva: escribir tus sentimientos y contarle tu sentir a tu terapeuta.
Volviendo a la raíz del Agobio (gubbus/gibbus joroba - kip/kup curvarse) y del Duelo (dolus dolor - combate desafío entre dos), me haces pensar que en ambos significados: hay dualidad y un vencedor. En este caso no ha sido el peso, no ha sido la carga, no ha sido el dolor: la vencedora has sido tú al vencerte a ti misma. BRAVA !
Gracias por recordarme que hay mucho que decirle al agobio y al dolor; que vale la pena curvarse, quitarse el peso, y morir constantemente para darnos paso a nosotros mismos. 🫶🏻
Amén mi queridísima. Así lo creo y lo siento cada vez más. Hay que conocerse, quererse, cuidarse y reinventarse, porque solo así crecemos y evolucionamos.
Pero siento que reconocer ese estado, como puse en el texto, da mucha claridad también si nos detenemos a pensarlo. ¿Qué me tira de un lado y qué me tira del otro? ¿Me tendrían que estar tirando? ¿Me están tirando en verdad o es mi sensación? En fin... ahí vamos. Ahí voy. Todos los días aprendiendo y caminando, si se quiere, un poco mejor.
Beso gigantesco a esa familia adorada mia, pero especialmente a mi amigo Fonchi :) .
Gracias, María.
Son lecciones que uno aprende más fácilmente, cuando alguien como vos, alguien con una sensibilidad en las palabras justas, las expone tan claramente.
En todo ser humano, conviven dos lobos. Uno es bondadoso, y leal; el otro es la imagen de la fiera hiriente. Sobrevivirá aquél que alimentes. Ya conoces la fábula.
Ten fe, que el dolor pasará porque la vida siempre te empuja en un sentido: hacia delante.
Mi más grato recuerdo, para tu gran amiga ya ascendida.
Besos, Carlos
@2024
Te agradezco mucho tus palabras, Carlos. La vida empuja si, hay que seguir el envión y avanzar. ¡Te mando un fuerte abrazo y gracias por tomarte el tiempo de leerme y escribir!
Hola, María bonita... te comparto, por si te sirve aunque sea de reflejo, cómo he sentido y atravesado distintos duelos. No todos son iguales, evidentemente, pero lo que todos tienen en común es cómo los siento en el cuerpo, y cómo proceso esos sentimientos para que puedan salir de él.
Para mí, estar en duelo se siente como una quemazón fría y punzante en el pecho, que a ratos quema más, y a ratos menos, pero que está siempre ahí (durante la fase aguda del duelo). Es como un incendio gélido, en la zona del corazón.
Se lleva, se acarrea todo el tiempo a todas partes, te acompaña en todos los quehaceres.
Pero siento que la Vida nos da muchas ocasiones de ir sacándolo de a poquitos, de ir procesándolo por partes, a lo largo del tiempo. En esas ocasiones, que pueden ser aparentemente aleatorias o más previsibles, el fuego gélido del pecho aumenta de intensidad y te abrasa el corazón, y es ahí cuando hay que dejarlo salir del cuerpo: en forma de lágrimas, de llanto que sube desde el pecho por la garganta hasta salir por la boca, y en gestos y expresiones faciales. Es dejándolo salir físicamente del cuerpo durante un rato, siempre que vienen oleadas de dolor, que vamos procesando el duelo a poquitos.
Y luego a continuar con las tareas normales, en la medida de lo posible. Hasta la siguiente vez.
Así se va procesando el duelo, a lo largo de los meses, hasta que las oleadas de dolor cada vez están más espaciadas. La sensación del fuego frío y cortante en el corazón va disminuyendo hasta desaparecer, y llega un día (pueden pasar años) en que ya no duele más el recuerdo. Y ya sólo queda Amor, o comprensión al menos, y paz.
No sé si te servirá mi experiencia, espero que sí.
Te mando un abrazo fuerte, María.
💜💜💜
Querida Clara,
Quería encontrar un rato de tranquilidad para responder a tu mensaje, que desde ya te agradezco mucho por lo sincero de las palabras y todas las verdades que vienen con ellas.
Estoy de acuerdo que, en estas circunstancias, ayuda mucho confiar en el tiempo. No es algo fácil de hacer, pero estoy intentando hacerlo.
Una de las cosas en las que estoy concentrada es en "dejarlo salir físicamente del cuerpo durante un rato". Si te soy sincera, la relación del cuerpo con el duelo es algo que me da mucho miedo. Me da pánico que se aloje, se transforme y aparezca de otra forma. Que me invada y me domine, sin tener más nada en mi control para hacer. Yo vi la falta de duelo manifestarse así muchas veces, y eso no es bueno. Así que, en eso estoy.
Claro que me sirve tu experiencia. Me reconforta y me recuerda que uno nunca está solo, mucho menos en semejante vulnerabilidad que nos afecta, tarde o temprano, a todos.
Te mando un fuerte abrazo apretado este sábado, y espero seguir leyéndonos y refugiándonos en nuestras vivencias compartidas mucho tiempo más.
Gracias, gracias, gracias por tu tiempo. No lo doy por sentado.
Beso enorme,
María.
Hola de nuevo, María. Gracias por tu respuesta, tan dulce como siempre. 😌
Me alegra que no te sientas sola en este proceso que estás pasando, porque no lo estás. En realidad nunca estamos solos/as, aunque a veces se sienta así.
Entiendo tu preocupación sobre el impacto que un duelo mal llevado podría tener en tu cuerpo, en parte porque es algo real a tener en cuenta, y también porque soy una persona que somatiza mucho las emociones y los conflictos afectivos. Sé de primera mano lo que es acabar en el hospital por un disgusto que se te ha atascado o podrido dentro.
Pero creo que, si sigues haciendo lo que ya estás haciendo, es decir, verbalizar lo que sientes y piensas, y dejarte sentir, tu cuerpo tendrá el espacio necesario para procesar el dolor con el paso del tiempo. En realidad, lo único que necesita el cuerpo para procesar un duelo es espacio (permiso para expresar el dolor) y un poco de tiempo.
Además, tampoco creo que haya una forma "ideal" de atravesar algo así...
Así que, tan sólo con que no le pongas trabas al proceso, creo que ya lo estarás haciendo más que bien. "Bien" en el sentido de "saludable", no en sentido moralista, claro.
En cualquier caso, me alegra que tengas el buen acompañamiento de tu terapeuta, y de toda la gente que te quiere. Eso ayuda un montón también... 😌
Genia, Clara.
Mil gracias por todo.
Tengo la dicha de estar bien rodeada, eso claro que si.
Beso gigante en este domingo soleado y esperanzador por acá!
Querida María del Carmen creo que un duelo es muy difícil de transitar y dura lo que dura.
Por favor, date tu tiempo. Me parece lo estás haciendo muy bien. La ayuda que buscas es muy efectiva: escribir tus sentimientos y contarle tu sentir a tu terapeuta.
Te envío un abrazo apretado. 🤍🤍
Gracias Elizabeth!
Viviendo y aprendiendo. Y después viviendo un poco más, y aprendiendo un poco más.
Gracias por leerme y por tu tiempo.
Otro abrazo apretado va directo para allá!
María.
Volviendo a la raíz del Agobio (gubbus/gibbus joroba - kip/kup curvarse) y del Duelo (dolus dolor - combate desafío entre dos), me haces pensar que en ambos significados: hay dualidad y un vencedor. En este caso no ha sido el peso, no ha sido la carga, no ha sido el dolor: la vencedora has sido tú al vencerte a ti misma. BRAVA !
Gracias por recordarme que hay mucho que decirle al agobio y al dolor; que vale la pena curvarse, quitarse el peso, y morir constantemente para darnos paso a nosotros mismos. 🫶🏻
Amén mi queridísima. Así lo creo y lo siento cada vez más. Hay que conocerse, quererse, cuidarse y reinventarse, porque solo así crecemos y evolucionamos.
Arriba nosotras siempre.
Beso gigante!!! Gracias por leerme ❤️.
“Soy la cuerda de un juego de cinchadas sin claro ganador, y vivir así me está agobiando.” Esto. Somos todos tantas veces 🥲
Tantas veces y en tantas situaciones, Emi.
Pero siento que reconocer ese estado, como puse en el texto, da mucha claridad también si nos detenemos a pensarlo. ¿Qué me tira de un lado y qué me tira del otro? ¿Me tendrían que estar tirando? ¿Me están tirando en verdad o es mi sensación? En fin... ahí vamos. Ahí voy. Todos los días aprendiendo y caminando, si se quiere, un poco mejor.
Beso gigantesco a esa familia adorada mia, pero especialmente a mi amigo Fonchi :) .